Hong Kong ha sido durante décadas una referencia clave en el ámbito de la fiscalidad internacional y elusión fiscal legal.
Aunque goza de autonomía en áreas como la política, la economía y la justicia, Hong Kong no es un país independiente, sino una región autónoma de China.
Aun así, Hong Kong se ha labrado un nombre propio como una de las economías más competitivas a nivel global, ocupando consistentemente los primeros puestos del índice de facilidad para hacer negocios.
Además de su ambiente pro-negocios y su sistema fiscal envidiable, Hong Kong ofrece una infraestructura bancaria sólida con instituciones de alta reputación y estabilidad.
A esto se suma un alto nivel de seguridad y calidad de vida, convirtiéndolo en un lugar ideal para quienes desean desarrollar negocios en un entorno que protege firmemente la propiedad privada y la libertad económica.
Históricamente, Hong Kong ha sido de los destinos preferidos para la incorporación de empresas offshore, debido a su entorno favorable y bajos impuestos. Sin embargo, esta situación ha cambiado con el tiempo debido a las modificaciones en su fiscalidad y regulaciones, haciendo imprescindible comprender cómo operan estas entidades en el contexto actual.
En este artículo analizaremos la fiscalidad de esta región y descubriremos cómo aún es posible aprovechar las ventajas de Hong Kong para reducir nuestra carga tributaria, ¡incluso hasta un 0%!
Impuestos en Hong Kong
Cuando hablamos de Hong Kong, resulta fascinante analizar su sistema fiscal, ya que se basa en un principio territorial: solo se tributan los ingresos generados dentro de la región.
Lo importante es que, si no estás generando el valor desde Hong Kong – es decir, si no tienes empleados allí o el trabajo no se realiza desde la región –, no tendrás que pagar impuestos en Hong Kong por esos ingresos.
Y esto no es lo único interesante. Además de este criterio territorial, Hong Kong sorprende con la ausencia de muchos impuestos que en otras jurisdicciones se consideran la norma:
- IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido): No existe.
- Impuesto sobre las Ganancias de Capital: No se aplica.
- Impuesto sobre Dividendos: Los dividendos recibidos no están sujetos a impuestos.
- Impuesto sobre el Patrimonio: No hay.
- Impuesto sobre Donaciones y Herencias: No se aplica.
- Exit Tax: No existe.
- Controlled Foreign Corporation (CFC) Rules: No aplican.
- Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas: Se basa en un sistema progresivo con tipos bajos, del 2% al 17%.
Pero claro, aunque este panorama suena sumamente atractivo, establecer nuestra residencia fiscal en Hong Kong no es precisamente sencillo.
Como ocurre en muchos países de Asia, el reto principal no es tanto la fiscalidad, sino obtener permisos de residencia de largo plazo.
En el caso de Hong Kong, la vía más accesible para ello es a través de su residencia por inversión, que recientemente han reabierto bajo el nombre de New Capital Investment Entrant Scheme.
Este programa requiere una inversión de 3,5 millones de euros en activos como acciones, bonos o fondos, lo que lo hace accesible solo para perfiles muy selectos.
Por tanto, para la mayoría de nómadas fiscales, lo más atractivo de Hong Kong no es tanto su residencia fiscal, sino la posibilidad de establecer empresas que pueden llegar a estar completamente libres de impuestos, bajo las condiciones que veremos a continuación.
Impuesto sobre Sociedades en Hong Kong
En Hong Kong, el impuesto de sociedades se estructura en dos tramos. El primer tramo aplica una tasa del 8,25% sobre los primeros aproximadamente 230.000 euros, mientras que cualquier cantidad que exceda esa cifra se grava al 16,5%.
Aunque estos tipos no son desorbitados, tampoco se destacan como los más atractivos en comparación con otras jurisdicciones.
Sin embargo, lo que realmente hace especial a las empresas de Hong Kong es el sistema fiscal territorial que mencionamos anteriormente.
Gracias a este sistema, las empresas pueden beneficiarse de una exención total de impuestos si pueden demostrar que sus ingresos no se generan dentro de la región.
Para obtener esta exención, es necesario presentar una solicitud a las autoridades fiscales de Hong Kong, proporcionando evidencia detallada de que todos los ingresos provienen de fuera del territorio.
Este proceso puede ser complejo y tardar alrededor de seis meses, además de requerir una investigación exhaustiva para confirmar que realmente cumples con los requisitos.
Es importante tener en cuenta que, para calificar para esta exención, no podremos tener empleados, oficinas o cualquier tipo de sustancia en Hong Kong. De hecho, es recomendable que, como directores de la empresa, evitemos pasar tiempo en la región.
Holdings en Hong Kong
Desde enero de 2023, Hong Kong ha implementado importantes cambios en su régimen fiscal para adaptarse a las presiones internacionales, especialmente tras ser incluida en la lista de jurisdicciones no cooperativas de la Unión Europea en 2022.
Estos cambios han afectado principalmente a los ingresos pasivos, como intereses, dividendos, ganancias de capital y beneficios derivados de la propiedad intelectual.
La nueva normativa establece que los ingresos pasivos estarán sujetos al impuesto de sociedades en Hong Kong si la empresa no cumple con ciertos requisitos.
El más relevante es que, si nuestra empresa en Hong Kong carece de sustancia, estos ingresos serán gravados. Sin embargo, existen excepciones a esta regla:
La exención por participación permite que los dividendos y las ganancias de capital permanezcan exentos de impuestos siempre que poseas al menos un 5% de participación en la entidad que genera dichos ingresos.
Además, si tu empresa actúa exclusivamente como un holding, sin realizar actividades económicas activas, los ingresos pasivos pueden estar completamente exentos de impuestos, independientemente de la sustancia económica de la entidad.
En resumen, aunque los cambios han introducido más complejidad, con una estrategia adecuada y un entendimiento claro de las nuevas regulaciones, todavía se pueden aprovechar los beneficios fiscales que Hong Kong ofrece
Ventajas de una Empresa en Hong Kong
Una de las mayores ventajas de abrir una empresa en Hong Kong es la posibilidad de operar con un 0% de impuestos, siempre que se cumplan las condiciones necesarias.
Como mencionamos antes, para empresas sin sustancia y con ingresos activos generados fuera de Hong Kong, se puede lograr la exención total de impuestos. Esto, por supuesto, requiere una planificación cuidadosa y personalizada.
Además, Hong Kong es un gran lugar para establecer una holding pura. Si nuestra empresa únicamente actúa como holding y cumple con los requisitos establecidos, es posible que los ingresos pasivos estén completamente exentos de impuestos.
Incluso en casos donde tenemos participaciones en otras empresas, podemos beneficiarnos de la exención por participación, lo que permitiría un 0% de impuestos sobre dividendos y ganancias de capital.
Esto se combina con la excelente reputación internacional de las entidades de Hong Kong, lo que las hace atractivas frente a otras jurisdicciones como Panamá o Palau, que a menudo son vistas con desconfianza y pueden perjudicar la imagen del negocio.
Otra ventaja significativa es que en Hong Kong no existe un impuesto sobre el valor añadido, por lo que no tenemos que cargarle IVA a nuestros clientes, aunque esto es algo que podemos lograr con muchas otras entidades.
Finalmente, las empresas en Hong Kong disfrutan de una extensa red de convenios de doble imposición, lo que puede ser crucial en muchas estrategias de planificación fiscal.
Si bien no existe un acuerdo de doble imposición con Estados Unidos, lo que podría limitar ciertas estructuras.
Desventajas de una Empresa en Hong Kong
Una de las principales limitaciones de las empresas en Hong Kong es la necesidad de evitar tener sustancia en el país para no tributar allí.
En la práctica, esto significa que no podemos disponer de oficinas, empleados ni un director local en Hong Kong.
Esta falta de sustancia será un problema si residimos en infiernos fiscales como España, Reino Unido o Alemania, donde las reglas fiscales exigen que las empresas tengan presencia real y podrían perseguirnos por considerar la empresa como ficticia.
En este sentido, es crucial contar con una residencia fiscal adecuada que nos permita gestionar esta empresa sin problemas legales y que, además, nos proteja frente a las reglas CFC (Controlled Foreign Corporation rules).
Otra desventaja significativa es la burocracia que conlleva operar en Hong Kong. Las empresas allí están obligadas a realizar auditorías anuales. Además, si queremos optar por la exención fiscal territorial del 0%, debemos pasar por un proceso formal de solicitud ante las autoridades, que puede ser largo y exigir bastante documentación para probar que los ingresos no se generan en Hong Kong.
Esto no solo incrementa la complejidad, sino también los costes de mantenimiento de la entidad, haciéndola menos atractiva en comparación con otras jurisdicciones más sencillas y baratas.
Por último, debemos tener en cuenta que Hong Kong opera con su propia moneda, el dólar de Hong Kong (HKD).
Esto puede ser un inconveniente ya que necesitaremos procesadores de pago como Stripe u otros que manejen conversiones de divisa, lo que a menudo implica comisiones más elevadas y posibles pérdidas en el tipo de cambio. Aunque esto es gestionable, es un factor que puede influir en la rentabilidad general del negocio.
Opinión sobre Hong Kong y sus empresas
Desde Nómadas Fiscales, reconocemos que el sistema fiscal de Hong Kong sigue siendo uno de los más envidiables tanto para individuos como para empresas.
Sin embargo, es innegable que las nuevas regulaciones han reducido de forma considerable las situaciones en las que empleamos este tipo de estructuras en nuestras planificaciones.
A pesar de esto, como hemos detallado anteriormente, todavía existen ciertos beneficios que pueden inclinar la balanza a favor de Hong Kong en casos específicos.
En cuanto al programa de inversión para obtener la residencia en Hong Kong, aunque tiene unos requisitos muy exigentes, puede interesar a ciertos perfiles que desean contar con un plan B en el otro lado del mundo.
Tener una segunda residencia en Asia, fuera de los circuitos tradicionales de Occidente, puede ser una estrategia interesante para quienes buscan diversificar su presencia global en un mundo cada vez más dividido en bloques.
En definitiva, aunque Hong Kong ha dejado de ser la opción predilecta en muchas estrategias fiscales, siendo reemplazada con frecuencia por destinos como Chipre, Malta o Dubai, seguimos teniéndola en consideración dentro de nuestras planificaciones.
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En Hong Kong se aplica un impuesto de sociedades del 8.25% sobre los primeros 230.000 euros y del 16.5% sobre el resto. No hay IVA, impuesto sobre ganancias de capital, sobre dividendos, ni sobre el patrimonio.
Para lograr un 0% de impuestos, la empresa debe generar sus ingresos fuera de Hong Kong sin tener sustancia local.
Además, en el caso de holdings, los ingresos pasivos pueden quedar exentos si la entidad cumple con la exención por participación o actúa como un holding puro sin actividad operativa.
Abrir una empresa en Hong Kong suele costar entre 1.500 y 2.500 euros aproximadamente.
En cuanto al mantenimiento anual, los gastos pueden variar entre 1.000 y 3.000 euros. Esto incluye auditorías obligatorias, tarifas de renovación de licencia, servicios de contabilidad, y otros costos administrativos.
La opción más accesible es el programa de residencia por inversión, que requiere una inversión de 3.5 millones de euros en activos aprobados.